NORMAS DE PARTICIPACIÓN



Este es un lugar creado para la participación de los remeros participantes en el blog de Santiago González, pero abierto a los comentarios que cualquier cibernauta quiera incluir en alguna de sus entradas.

El objeto de este sitio es la elaboración de cada remero de una lista con 10 canciones o temas musicales que para él sean importantes en su currúculo vital y que quiera compartir con el resto de compañeros de remo. Para ello habrá que escribir un correo a la dirección cancionero.argos@gmail.com identificándose y poniendo los títulos correspondientes, autor, las direcciones de enlace de archivos externos (youtubes, goears, etc) y hacer el pequeño esfuerzo de redactar un texto alusivo a cada canción o tema. Cada remero (obvio decir que no caeré en el imperativo categórico de hacer distinciones de género) tendrá una entrada propia en la que los demás podremos hacer nuestros comentarios sobre su lista, escrito, etc. Huelga decirse que caben absolutamente cualquier tipo de música: clásica, de películas, pop, jazz, óperas e incluso nanas, jingles publicitarios o sintonías de partidos políticos. Las entradas se irán publicando cada 3 días y en el orden en el que la gerencia de este local vaya recibiendo cada propuesta o, en su defecto, del mejor criterio que decida aplicar.

Es de esperar que nadie pretenda escaquearse, porque quien lo intente comprobará que no es agradable despertarse acompañado de una cabeza de caballo ensangrentada…


martes, 29 de noviembre de 2011

"Uno" en la carretera (Thelma o Louise, qué dilema)

No tengo ningún tipo de conocimientos musicales. No distingo una nota de otra y jamás he sabido tocar un instrumento ni siquiera de oído. Admiro y siento una sana envidia por quienes saben hacerlo. Tiene que ser maravilloso poder extrovertir las emociones que sientes construyendo sonidos y melodías y sentir como penetran e interactúan en quienes las escuchan. Pero los milagros no existen y malamente iba a poder realizar lo que nunca dediqué un minuto de mi vida en intentar conseguir.

Pero ello no impide que adore la música y que haya canciones que sean capaces de recrear instantes o incluso épocas determinadas de mi existencia. A menudo me sorprendo dibujando en mi mente los finos trazos de este o aquel momento cuando oigo determinados temas. Somos sensaciones enmarcadas en el tiempo, pequeñas células de material genético formado por una ingente sucesión de "cronosomas" que perviven instalados en nuestros recuerdos. Está en nuestro aDOdeeNe

Quizás no fuera el primero de mis recuerdos, pero a la vista de lo mucho que me atrajo el jazz, quiero reseñar en primer lugar la sintonía de la serie de tv "Mannix", compuesta por Lalo Schiffrin. Schiffrin siempre estuvo como banda sonora de muchas de las películas que he disfrutado en la vida: The Cincinnati Kid, Bullitt, Cool Hand Luke, Harry el sucio, Brubaker… Vaya para él mi reconocimiento como miembro, quizás, de la primera generación de españolitos que ha sido netamente televisiva y soñaban con las imágenes que cada día nos mostraba aquella cajita mágica que encendíamos cuando terminábamos los deberes del colegio y que nos costaba abandonar cuando salían los malditos dos rombos de las producciones nocturnas. "Solo la sintonía y a la cama, hijo", eran las últimas palabras que oía de la boca de mi padre antes de irme a dormir. Pero con tan solo esa sintonía ya tenía para soñar con bellas señoritas que caían rendidas con mis apócrifas aventuras como "detective privado". Eran los sueños de los adolescentes en el pertinaz tardofranquismo de clase media, qué le vamos a hacer…



Pero también fui un hijo de la radio. En mi casa siempre hubo un "transistor" encendido cuando me levantaba por las mañanas. La información matutina, "Egunon Vizcaya" de Lorenzo Torrelledó; luego la Sociedad Española de Radiodifusión, con los episodios de "Los Porretas" que escuchaba en la radio del SIMCA 1000 paterno mientras me llevaba al colegio. Más tarde, y sobre todo, un programa y una voz en mi preadolescencia: Ángel Álvarez y su "Vuelo 605". Asociado a él siempre esta canción de Nilsson, de la que años más tarde volví a enamorarme, ya en imágenes, con la historia crepuscular de amistad más hermosa que he visto en pantalla panorámica: "Cowboy de medianoche".



Las historias crepusculares, la estética del perdedor, el malditismo… siempre me sentí atraído por el "wild side". Pronto aprendí que los chicos buenos estaban muy bien como modelo de las hagiográficas "Vidas Ejemplares", pero que las chicas que a Uno gustaban siempre "los preferían rubios". Me quedé prendado de la figura del buen "canalla" que arrastra su fatum mientras pasea con "el tumbao que gastan los guapos al caminar" sin saber que el destino se le va a clavar en el próximo cruce de calles, con las aceras todavía punzantes por el despecho de una mujer. Y no hizo falta más que una sola escucha para identificar todo ese mundo y encajarlo en mi tortuoso universo adolescente, porque Lou ya lo había cantado por mí:



El lado salvaje, siempre tan tentador, en la penumbra entre el bien y el mal que jalona nuestra errática existencia. Arrostré mi juventud caminando como un funambulista por el filo de la navaja. La experimentación es la base del empirismo y pronto comprobé que la ley de la gravedad siempre estaba relacionada con la caída, con la puta atracción fatal que nos hace darnos cuenta de que es relativamente fácil acabar en el suelo si no aprendes a esquivar los continuos embates de este valle de lágrimas que nos ha tocado navegar. Y mientras unos lo flipaban intentando subir los escalones hasta su particular cielo, Uno se lamía las heridas escuchando el sonido del insistente chapoteo de las gotas sobre el alma.



Seguí con la tristeza existencial, refugiado en los turbios vinilos de jazz y sus acogedoras atmósferas sonoras. De entre todos ellos el más negro, el más adictivo. El maestro de los "miles" de maestros iniciáticos en descensos dantescos. Las volutas de su azulina nostalgia sobrevolaron muchas de mis noches pretendidamente desangeladas. Eran tan bellas… Miles Davis, coloreando de verde la soledad:



Cuando más enrocado estaba paseando por la cashba (y no era la de The Clash, no) de mi estúpido viacrucis, de repente apareció… ella. La suerte en la vida es muy importante, máxime si eres un indolente sujeto abocado a una improbable, pero tenaz, autodestrucción por tedio existencial. No tuve mucha suerte con las "ellas" precedentes y tampoco esperaba mucho de esta nueva variante pronominal de la "anatonomasia" femenina. Pronto me caí del caballo y comencé a interpretar la hermenéutica de mis renglones torcidos. Ella sería mi vida, siempre y cuando mi vida fuera con ella. Una "superwoman", la locomotora capaz de vencer el peso de mi inercia. E iluminó aquellos días con el inconfundible funk del ciego piloto de todos los hermanos marchosos que en el mundo han sido.



Y caímos, no me hagan explicarles cómo ni cuánto, que esta historia de playback se cuenta leyendo los labios que todos hemos aprendido a besar en silencio. Caer y callar, callar y caer…



En silencio se fue un mal día el único ser que llevaba la misma sangre que mis padres me dieron a mí. En el silencio de un frío día asfaltado por el estruendo del tráfico letal. Había llegado al final de su viaje sin alcanzar el fin de su trayecto. Ni él ni nosotros los sabíamos, pero solo nosotros íbamos a conocer su desenlace. Le gustaba la música y la adoraba tanto que fue capaz de desoír los cantos de sirena que le invitaban a varar su vida en algo que no fuera de su agrado. Hermano, esta va por ti, de tu grupo fetiche porque así lo aprendiste entre los Lps de mi discoteca. El de la sirena Jerry Hall, de Roxy Music. "She sells".



Y aquí llega el final del recorrido. Quedan dos para las diez acordadas. Es difícil condensar las canas de una vida en diez sones, pero creo que voy a ser capaz de sintetizar las sensaciones que subyacen, hoy, bajo el albero craneal que adorna el poco fuste de mis días presentes. Dejo este último tramo para la fantasía, esa tierra de hembra inevitable en la que hacemos pie para no ahogarnos al contemplarnos señorialmente cincuentones.

¿Qué me queda a estas alturas? Pues, evidentemente, todo lo que tengo, los sueños que he vivido con los ojos abiertos. Los que duelen pero se disfrutan aunque se desgasten o incluso se extingan de puro gasto. El placer es ese amante esquivo que más aprecias cuando menos lo tienes. Aunque también es posible que lo tengas muy a menudo y no estés preparado para sentir su felación porque casi no te queda cintura. Jeff Buckley, malogrado cantante cuya vida quedó súbitamente cercenada a imagen y semejanza que lo fue la de su padre Tim. Escuchen y sientan.



La última. El último vals, el último tango para el baile más deseado, más sucio y acanallado. Un "lento" para acariciar con mis manos otoñales cada pliegue desnudado en la piel de una amante imaginada. A veces hay que fugarse de la vida para seguir sintiéndose vivo. Porque hay sirenas en el Mississipi, aunque sean tan fatales como Maty Walker. ¿Y qué más da si son incendiariamente seductoras? La vida es una huída constante; somos impenitentes fugitivos de nuestra rutina. Estás tan hermosa esta noche, cariño, que no me importaría apostarlo todo al rojo, impar y pasa, por esas hipnóticas caderas que me trajeron a ti. Esto es un casino y tú mi Sharon Stone de iris verdes. Aquí se juega, claro, y a eso hemos venido. Pero tú, a estas alturas, querida mía, no vas a pensar que es un escándalo, ¿verdad?. Toma las llaves de mi vida y condúceme esta noche hasta alcanzar nuestro destino. No lo perdamos esta vez, cielo…

ERIC CLAPTON, "Wonderful Tonight"




Y esto ha sido "Uno en la carretera", la road-movie de mi vida en recuerdos musicados. Espero que les plazca y que ahora sepan elegir bien entre su Thelma o su Louise…


LISTA DE TEMAS

Lalo Schiffrin - Tema de Mannix (serie tv)
Nilsson - Everybody's Talkin'
Lou Reed - Walk on the Wild Side
Led Zeppelin - The Rain Song
Miles Davis - Blue in Green
Stevie Wonder - Living for the City
Radio Futura - Han caído los dos
Roxy Music - She Sells
Jeff Buckley - Lover, You Should've Come Over
Eric Clapton - Wonderful Tonight